Este es una síntesis de la relación epistolar entre Bolívar e Irvine, siendo las
más relevantes las de el 7 y 12 de octubre de 1818. Angostura, 7 de octubre de
1818. Al señor B. Irvine, Agente de los Estados Unidos de la América del Norte,
cerca de Venezuela. Señor Agente: Tengo el honor de acusar a V.S. la recepción
de su nota de 1° del corriente, en que se despide V.S. de la conferencia sobre
las capturas que V.S. insiste en llamar ilegales. Después de haber recibido
V.S. una respuesta conclusiva y final y {cuando ya no existen las ilusorias
esperanzas de compensación ni persuasión} parecería excusado {el poco provechoso
y superfino empeño de refutar mis asunciones y errores}. Si en efecto juzgaba
V.S. de este modo cuando escribía su nota, habría sido mejor que se hubiese
ahorrado la pena de responder mis argumentos, reincidiendo en las mismas faltas,
que procuró corregir, de sus comunicaciones de 6, 10 y 15 del pasado.
Si los
testimonios que V.S. tiene en su poder, siete meses ha, son los que ha
extractado en el párrafo 2° de su nota, no sé de donde deduzca V.S. que el 3er.
párrafo de mi anterior los confirma. Jamás pude decir que la {Libertad} fue
escoltada por nuestras flecheras, ni que la casualidad de haberse varado fuese
la causa de haberse separado de ellas. Seguramente V.S. habrá leído muy
precipitadamente el párrafo en cuestión, o no lo ha entendido. Pero aun cuando
fuese efectiva la escolta o guardia que V.S. quiere suponer, esto no
significaría sino que nuestras flecheras temían que la {Libertad} procediese de
tan mala fe como su conducta posterior demostró. Además de esta observación me
permitirá V.S. que añade que nuestra Escuadra tenía un verdadero interés en no
abandonar la {Libertad} mientras no estuviese segura de que no emprendería
entrar a las plazas bloqueadas. La orden que se le dio, para que hablase con el
Almirante, fue con el objeto de que él la examinase, y no para despojarla del
cargamento como tan gratuitamente se ha querido suponer.
Es bien extraño que
remita V.S. la fuerza de mis argumentos sobre retaliación a la opinión de
cualquier autor que yo pueda citar. La razón y la justicia no necesitan de otros
apoyos que de sí mismas para presentarse: los autores no les dan ninguna
fuerza. En toda mi correspondencia he evitado las citas, porque sólo sirven para
hacerla pesada y enfadosa, y porque he notado que las pocas que he hecho,
instado por el ejemplo de V.S., han merecido su desprecio.
Desearía saber el
nombre del {Comandante de la partida de Caballería llanera nadadora} que
instruyó V.S. del {apresamiento del bergantín favorecida por el viento y las
corrientes}. V.S. {reitera este singular pero ilustrativo incidente} con tal
firmeza y seguridad que me inclino a creer sea este algún suceso (que no haya
llegado hasta ahora a mi noticia) diferente del que expuse a V.S. en mi
anterior. Es muy difícil que así sea; pero tampoco puedo persuadirme que haya
habido quien se divierta engañando a V.S. con cuentos. V.S. me obligaría muy
particularmente citándome el autor de éste.
Hasta aquí he podido contestar la
nota de V.S. en cuestión; pero al llegar al párrafo ""Pleasant enough in all
consciencie!"" debo suspender la pluma como he suspendido mi juicio para que no
degenere en farsa nuestra correspondencia. No me atrevo a creer que sea el
objeto de V.S. convertir en ridículo una conferencia seria por sí misma, y por
las personas que la tratan, ni puedo persuadirme que ignore V.S. el paso
estrecho y peligroso del Orinoco entre dos peñas, que forman la{ boca}, llamada
del {Infierno} única causa de equivocación que encuentro en el párrafo de mi
nota transcrito por V.S. en la suya. El proverbio jocoso de la {Caballería
nadadora}, si es que lo ha sido debe aludir a las brillantes y gloriosas
jornadas en que pequeños cuerpos patriotas de esta arma han atravesado a nado
los caudalosos ríos Caura, Caroní y Apure, desalojando y batiendo las tropas
españolas que se les oponían y abordando buques de guerra. El amor a la patria,
y a la gloria solos han dirigido estas empresas, que, lejos de ser risibles,
merecen la admiración y aplausos de los que tienen una Patria y aman su
libertad. Repito a V.S. lo que he dicho arriba suplicándole que relea con más
atención mi oficio del 29. Es preciso querer trastornar su sentido e invertir
sus frases para atribuirse V.S. lo que yo decía de las noticias que he
recibido, privadamente, de fuentes que, a la verdad o están mal instruidas, sino
viciadas.
Quisiera terminar esta nota desentendiéndome del penúltimo párrafo de
la de V.S. porque siendo en extremo chocante e injurioso al gobierno de
Venezuela, sería preciso para contestarlo usar del mismo lenguaje de V.S. tan
contrario a la modestia y decoro con que por mi parte he conducido la cuestión
El pertinaz empeño y acaloramiento de V.S. en sostener lo que no es defensible
sino atacando nuestros derechos, me hace extender la vista más allá del objeto a
que la ceñía nuestra conferencia. Parece que el intento de V.S. es forzarme a
que reciproque los insultos: no lo haré; pero sí protesto a V.S. que no
permitiré que se ultraje ni desprecie al Gobierno y los derechos de Venezuela.
Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra
populación y el resto que queda ansia por merecer igual suerte. Lo mismo es para
Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la
ofende.
Concluyo celebrando con V.S. la despedida del asunto, que doy por
terminado, y renovándole los testimonios de aprecio y consideración con que
tengo el honor de ser de V.S. el más atento adicto servidor.
BOLÍVAR.
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