domingo, 11 de noviembre de 2018

El PLan Atlanta


El Plan Atlanta: la estrategia que busca recuperar el patio trasero

     El político dominicano, Manolo Pichardo, expresidente del Parlamento Centroamericano y presidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, denunció hace ya algunos años la existencia de un plan para expulsar del gobierno a los líderes progresistas de la región latinoamericana, dando a conocer los detalles de lo que denominó como “Plan Atlanta” en un artículo publicado en diferentes medios, entre ellos el periódico dominicano Listín Diario y Vanguardia del Pueblo, órgano de difusión oficial del Partido de la Liberación Dominicana.

En el referido artículo Pichardo expone lo siguiente: “Sin embargo, antes de la firma de la declaración se produjo una reunión con estos expresidentes latinoamericanos en una suite del hotel Marriot, donde se desarrollaba el evento; aquel donde se firmó parte de la película Flight (El vuelo) que tuvo como protagonista a Denzel Washington.  Hipólito Mejía, no participó en esta “bilateral” que sirvió de escenario para revelar o diseñar, eso no lo puedo precisar, un plan que se comenzó a detallar a partir de la intervención de un expresidente suramericano que expresó en un típico lenguaje de guerra fría: “Como no podemos ganarles a estos comunistas por la vía electoral les comparto lo que sigue”.

Entonces vienen los detalles resumidos en dos pasos; el primero que tenía como objetivo iniciar una campaña de descrédito contra los presidentes de orientación de izquierda o progresistas para ir minando su liderazgo. Para ello decía contar con medios de comunicación, algunos de los cuales fueron mencionados. El segundo consistía en transformar las maniobras mediáticas en proceso judiciales que terminaran con los mandatos presidenciales sin que para ello hubiera que recurrir al voto popular que les instaló en la administración de los Estados.

Al abordar lo que sería la segunda etapa del plan, también hubo mención de algunos nombres de individuos ligados a las instituciones judiciales de la región comprometidos con la conspiración que llevarían a los llamados “Golpes Suaves”, encubiertos de juicios políticos precedidos de escándalos de corrupción, o campañas dirigidas a ventilar supuestos comportamientos cuestionables de la vida íntima de los líderes progresistas; incluyendo, si fuere necesario, a familiares, amigos o allegados”.

Zelaya, el primer ensayo

El 28 de junio del año 2009 se ejecutó un golpe de Estado contra el entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales. El pretexto para ese golpe fue la inclusión de una cuarta urna (no vinculante) en las elecciones, para preguntar al pueblo hondureño si estaría de acuerdo o no con una modificación de la constitución.

Diversos sectores, entre ellos, medios de comunicación y parte de la justicia, fraguaron primero, una campaña de descredito contra el mandatario, señalando que éste pretendía modificar la constitución para reelegirse; y luego, a través de la justicia emitieron fallos y ordenanzas en contra de la colocación de la cuarta urna, amparados en la Cláusula Pétrea de la no reelección establecida en la constitución.

Como se puede apreciar fueron ejecutados los pasos descritos por Pichardo, pero con el agravante de que hubo que usar la fuerza militar para terminar de ejecutar el golpe.
El pasado año el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, se presentó como candidato a las elecciones presidenciales del país centroamericano, habilitado por un fallo de la Sala de lo Constitucional de la misma Suprema Corte que estuvo en contra de que se colocara la cuarta urna en el año 2009.

Lugo, un golpe más estilizado

En el primer trimestre del 2011 ya comenzaban los indicios de la campaña de descredito contra Lugo, diferentes artículos lo acusaban de mal manejo de las cosas del Estado y otros, desempolvaban el tema de la paternidad para presentarlo como un irresponsable ante los distintos sectores sociales de Paraguay.

Para junio del 2012, un año después de la reunión de Atlanta, se ejecutó el golpe parlamentario contra Fernando Lugo, bajo el argumento de mal desempeño de sus funciones y responsabilidad política por los enfrentamientos entre campesinos y policías ocurridos en Curuguaty, departamento de Canindeyú, el parlamento del país suramericano le destituyó a través de un juicio político.

Repercusión mediática de la denuncia

El desmonte de algunos de los gobiernos progresistas de la región le ha dado fuerza a la denuncia hecha por el Pichardo, quien también es miembro del Comité Central del PLD, tanto así que una gran cantidad de medios de comunicación, líderes de opinión y políticos han dedicado tiempo para analizar y hasta denunciar la ejecución de dicho plan.

Una muestra de ello es la denuncia realizada por el vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic, quien a finales de junio del 2017, dijo que los “ataques contra él parten de una “estrategia “mayor iniciada en Estados Unidos”, en un amplio reportaje publicado en el diario El Observador, el líder político señaló además que “Hay un documento de un evento de una reunión que hubo en Atlanta en donde se estableció una estrategia que incluye a la prensa, a la política y a la Justicia(…)No contra mí, sino que tiene un epicentro en mí pero está dirigido a sectores de la izquierda. Y el presidente tiene esa misma visión”.

Días después, exactamente el 5 julio del 2017, el diario La República de Uruguay publicó bajo el titular de “Lacalle detrás del Plan Atlanta” la confirmación de que el expresidente Uruguayo Luis Alberto Lacalle Herrera participó en la reunión de Atlanta en el 2012, dada por el exsenador del Frente Amplio, Carlos Baráibar.

Otros medios se han hecho eco de la denuncia y presentan desde la perspectiva de sus países la forma en como se viene ejecutando el plan.

El brasileño Eduardo Vasco realizó una entrevista a Pichardo con el fin de recabar mayores detalles sobre este plan. En Argentina el medio de comunicación La Razón publicó un artículo firmado por Pablo Poggiel cual se tituló “Plan Atlanta, el nuevo plan cóndor para Suramérica”.

Desde Cuba también se ha estado analizando el Plan Atlanta destacándose un artículo publicado por Guillermo Alvarado para Radio Habana, donde expresó lo siguiente “Sea lo que sea, lo que se ha vivido hasta hoy en nuestra región pone en evidencia la marcha de una conspiración para detener el ciclo progresista…”

Plan Atlanta y Plan Cóndor son distintos

La gran repercusión que tuvo la denuncia de Pichardo trajo consigo la asociación del Plan Atlanta con el Plan Cóndor, muchos le llamaban Plan Cóndor Suave y otros como el expresidente Rafael Correa, lo denunciaban como El Nuevo Plan Cóndor.

En ese sentido, el denunciante tiene su particular forma de ver las cosas y entiende que estos hechos son episodios distintos y en un artículo titulado “Plan Cóndor y Plan Atlanta: episodios históricos distintos”, publicado en julio del 2017, el autor echa manos al Brumario de Marx para señalar que “aunque a esta trama se le llame el Nuevo Plan Cóndor, lo cierto es que sus características la alejan de aquella coordinación infausta; pues su sutileza y la forma en que se concibió en Atlanta, le dan una personalidad distinta y propia que nos hace recurrir a la afirmación de Carlos Marx en el XVIII Brumario de Luis Bonaparte en la que expresó, refiriéndose a lo dicho por Federico Engels, de que los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen como si dijéramos dos veces, que se olvidó agregar que una vez como tragedia y otra vez como farsa, cuestión que se explica si atendemos a analizar los procesos políticos partiendo de los procesos sociales, los que a su vez se generan en la forma que producimos las riquezas, y éstas, las riquezas, determinan, dependiendo de su distribución, el equilibrio de las fuerzas de la sociedad que marcan la dinámica de los hechos históricos”.

Las nuevas variantes del Plan Atlanta

El 6 de diciembre del 2017 Pichardo pone a circular el libro “La Izquierda Democrática en América Latina” donde hace un análisis de los gobiernos y el contexto en que se encuentran las fuerzas progresistas y de izquierda en toda Latinoamérica.

Tanto en el último capítulo como en el exordio del libro se trata el tema del Plan Atlanta, siendo en este último donde el autor devela lo que a su entender es una nueva variante, explicando que con esta se trata de lograr el poder a través de las mismas fuerzas progresistas.

Para demostrar su argumento pone como ejemplos los casos de Temer en Brasil, ya que siendo vicepresidente de Dilma fue el principal promotor del golpe parlamentario contra ésta; el caso de Almagro en la OEA, quien llegó al organismo internacional con los votos de los progresistas y utiliza la entidad como instrumento para desestabilizar a quienes le dieron el triunfo; o el caso de Lenín Moreno que llegó al poder de la mano de Rafael Correa y está liderando una cacería contra éste.

Otro caso al que debe prestársele atención es al del exalcalde de San Salvador, Nayib Bukele, quien llegó a esa alcaldía de la mano del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y hoy día es su principal opositor.

De manera que, es fundamental prestar atención a esta variante del plan porque como dice Manolo Pichardo en el referido libro “… en la división de las fuerzas progresistas, la penetración de éstas o el reclutamiento de sus militantes, podría estar el futuro de la lucha por el poder…”

Dilma, Lula, Ortega y el avance del Plan

En el epilogo del mes de agosto del año 2016 se formalizó la destitución de Dilma Rousseff como presidenta de la República Federativa de Brasil, a través de un “juicio político” sustentado en un aparente mal manejo fiscal que incluía el supuesto maquillaje del déficit presupuestario. Este golpe parlamentario encontró un aliado en la ralentización de la economía brasileña.

Hecho que le permitió a los medios al servicio del Plan denunciado por el presidente de la Copppal, ejecutar una feroz campaña contra la entonces presidenta, a los fines de minar su popularidad hasta un punto tal que el juicio político fuera viable.

Pero la destitución de Dilma solo fue un medio para llegar a la “joya de la corona”, encontrando en el estallido del caso Odebrecht laexcusa perfecta para tratar de impedir que el presidente Lula volviera a presentarse como candidato, es por eso que con la ya famosa implicación en un caso de corrupción pasiva por “recibir” un apartamento como “soborno” por favores a la compañía brasileña, este se mantiene en prisión y a punto de ser inhabilitado para presentarse como candidato.

Lo curioso es que no se ha podido demostrar que el apartamento es de él y más aún, que haya visitado el inmueble en algún momento. Pero para una justicia comprometida con los sectores conservadores, parte del Plan Atlanta, como la que ejerce el juez Moro y otros jurisconsultos del país suramericano, las pruebas no son lo más importante y muestra de ello es que se ignoraron las declaraciones de más de 73 testigos y el juez prefirió basar su sentencia en su “íntima convicción”.

Otro presidente que luce asediado por el avance del Plan Atlanta es el de Nicaragua, Daniel Ortega.

Hace ya algunos meses Ortega anunció una medida para mantener la estabilidad del sistema de seguridad social en torno a la parte previsional y esto bastó para que los sectores conservadores junto a las elites económicas construyeran una narrativa que desembocó en eventos violentos organizados, conocidos como guarimabas, para desestabilizar el gobierno. Aunque la medida fue revertida a 3 días de su publicación las manifestaciones continúan y piden, entre otras cosas, el adelanto de las elecciones.

Lo antes mencionado nos hace pensar que ciertamente el estallido responde a una “crisis de la minoría desesperada” como bien la definió el embajador dominicano Gedeón Santos, cuando señaló que estas minorías pretenden llegar al poder sin el favor del pueblo.

El caso de Venezuela se ha convertido en emblemático por la resistencia que éstos han tenido ante el intento descarado de sacarlos del poder a través de las herramientas expuestas a través del Plan que develó Pichardo.

El atentado de la pasada semana cambia el panorama y hace pensar que ante la firmeza del Chavismo, los diseñadores del plan, pretenden tomar medidas más agresivas y dejar atrás las sutilezas.

En fin, el avance de este Plan con sus herramientas principales y la variante que hemos expuesto en este trabajo debe ser motivo de reflexión en las fuerzas progresistas, ya que este supone la recuperación del patio trasero con el fin de apropiarse de las riquezas de nuestra patria grande. Para ello las fuerzas conservadoras internas de nuestros países sirven de medio para ejecutar el desmonte de los esquemas que nos daban identidad propia y nos hacían soñar con una verdadera independencia latinoamericana, como es el caso del Unasur, Mercosur y la Celac.

De manera que, las fuerzas progresistas deben dejar a un lado sus intereses particulares y poner en marcha acciones que contrarresten el avance del Plan Atlanta, por el bien de nuestra región.

Por Mihail García.