LOS
TROPOS COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA RETÓRICA EN EL LENGUAJE LIBERADOR PARA
LA COMUNICACIÓN EFICAZ
El lenguaje es la capacidad
que tienen los seres humanos para comunicarse por medio de signos lingüísticos
(usualmente secuencias sonoras, pero también gestos y señas, así como signos
gráficos). La representación gráfica de estos signos (letra o conjuntos de
letras) son las palabras. La retórica es el arte del bien hablar, donde las
palabras se usan con elocuencia para dar al lenguaje escrito o hablado eficacia
suficiente con el fin de deleitar, persuadir o conmover. La retórica se configura como un sistema de
procesos y recursos que actúan en distintos niveles en la construcción de un
discurso. Tales elementos están estrechamente relacionados entre sí y todos
ellos repercuten en los distintos ámbitos discursivos.
En principio, la retórica se
ocupó de la lengua hablada, pero su saber trascendió al discurso escrito e
influyó poderosamente en la literatura cuando la palabra escrita ganó prestigio
en el régimen imperial en Roma, si bien el discurso escrito suele considerarse
como una transcripción limitada o imitación estrecha del discurso oral, en la
actualidad, la retórica ha vivido un gran resurgimiento y sus enseñanzas se
utilizan en publicidad, la academia, la política, así como en la defensa de
puntos de vista durante los juicios civiles.
En concordancia con ese arte
que se denomina retórica, se encuentran los tropos que no es más que la
sustitución de una expresión por otra cuyo sentido es figurado. El tropo es el
cambio de dirección de una expresión que se desvía de su contenido original
para adoptar otro contenido. El número y la identidad de los tropos ha variado
a lo largo de la historia de la retórica; entre los contemplados más
habitualmente están la metáfora, la alegoría, la hipérbole, la metonimia, la
sinécdoque, la antonomasia, el énfasis, la ironía, etc.
Los tropos no son figuras
literarias, pero ocupan un lugar importante en el lenguaje literario,
especialmente en la poesía lírica, aunque no exclusivamente: pueden encontrarse
también en el lenguaje coloquial. De cualquier modo, algunas de las figuras
literarias están íntimamente relacionadas con los tropos, por tanto la
clasificación no es algo cerrado, depende de la perspectiva que se adopte. En
general, podemos decir que los tropos sustituyen un concepto por otro, y que
por tanto se produce un giro semántico (tropos viene del griego y significa
“dirección”). Se utilizan ampliamente en todo tipo de escritos, y también en la
lengua hablada.
Para simplificar se puede
usar la distinción entre los tropos que afectan a las palabras aisladas y los
tropos que afectan a los grupos de palabras. A los primeros se los diferencia
de las figuras o bien se los engloba entre las figuras de dicción. A los
segundos se los considera figuras de pensamiento.
He aquí algunos ejemplos de
tropos:
1). Alegoría: representa una
idea figuradamente a través de formas humanas, animales o seres inanimados.
Suele consistir en una sucesión de metáforas. Veamos el ejemplo de una alegoría
sobre la vida: pobre barquilla mía (alma) entre peñascos rota (dificultades)
sin velas desvelada (indefensa) y entre las olas solas (peligros).
2). Metáfora: consiste en
identificar algo real con algo imaginario existiendo entre ambos una relación
de semejanza: Tus cabellos de oro → el término real "cabellos" se
asemeja al imaginario "oro" por su color dorado (rubio).
3). Metonimia: consiste en
designar una cosa o idea con el nombre de otra con la cual está relacionada por
dependencia o causalidad. Veamos algunos tipos: de autor por obra: tiene un
Picasso (un cuadro de Picasso); de causa por efecto: le hizo daño el sol (el
calor que produce el sol).
4). Símbolo: consiste en un
objeto real que simboliza o se refiere a algo espiritual o imaginario: paloma
(símbolo de paz); balanza (símbolo de justicia); corazón (símbolo del amor).
5). Sinécdoque: consiste en
designar una cosa o idea con el nombre de otra con la cual existe una relación
de inclusión. Veamos algunos tipos: de
la parte por el todo: tiene quince primaveras (años); del todo por la parte:
¡viene la policía! (algunos oficiales del cuerpo de policía); de contenedor por
contenido: se bebió un vaso de agua (el contenido del vaso).
Otros ejemplos de tropos:
Metáfora.
1.- Tus ojos son Azules estrellas. = Lindos
ojos de color azul
2.- Tus manos cobijan mi alma = Abrazos
tiernos
3.- Dedos de mantequilla = deja caer todo lo
que toca
Alegoría.
1.- Duro como una roca, y frágil como un
niño, se presentaba inerme el gigante protector.
2.- Somos dos nubes que nunca se cruzarán
en el cielo.
3.- Celoso el cielo, lloró al vernos pasar,
forzando nuestro refugio en sórdido palacio de roca.
Hipérbole.
1.- Lo agota cargar su conciencia.
2.- Su ego paga pasaje.
3.- Una mentira más y te eligen presidente
Metonimia.
1.- Canas = vejez
2.- Luz verde = Permiso concedido.
3.- Esta descarriado = persona que esta
fuera de los márgenes establecidos.
Sinécdoque.
1.- Toda España lo cree = Todos los
españoles lo saben.
2.- El pan de cada día = Alimentos de cada
día
3.- El paquidermo = Elefante
Antonomasia.
1.- Cesar = Gobernante supremo
2.- Rey = monarca
3.- Amo = dueño
Énfasis.
1.- Es toda una dama (Enfatiza la cualidad
femenina)
2.- Por lo tanto = (por eso)
3.- Todo un genio (Enfatiza la gran
capacidad)
La ironía.
1.- Tu modestia lo demuestra
2.- Se ve que te quiere
3.- La última y nos vamos
4.- Con ella nada pasará
En síntesis, los problemas
que la tropología ha planteado han obtenido
muy diversas respuestas, desde las más variadas perspectivas: semánticas,
sintácticas, pragmáticas, filosóficas,
etc., pero a nuestro juicio
casi siempre se escamotea lo que
es su raíz, su principio fundamental, por qué el hombre es capaz de expresar una idea o una realidad con un
término impropio y a su vez orientarse en un mensaje y descodificar
correctamente un enunciado figurado, sobre todo si se tiene en cuenta que esta
propiedad del lenguaje figurado no es exclusiva de la lengua literaria pues los
tropos se utilizan constantemente en el llamado lenguaje referencial. Jakob
Bronowski en una obra titulada The origins ofknowledge and imagination
relaciona la capacidad humana del lenguaje con las dimensiones y evolución del cerebro
humano por una parte y por otra con los rasgos propios de la cultura humana que
nos llevan a una representación mental del mundo distinta a la visión animal,
es interesante detenernos por un momento en la revisión de las hipótesis de
Bronowski, ya que pueden servirnos de ayuda para demostrar que los tropos
tienen justificación en la esencia misma del
lenguaje humano.
En un principio este autor
compara el lenguaje animal con el lenguaje humano y observa las siguientes
diferencias: 1) El ser humano es capaz de retardar las respuestas frente al
animal que responde inmediatamente al estímulo de un mensaje. 2) El hombre
puede distinguir la información de un mensaje, analizarla, mientras que el
lenguaje animal y el lenguaje de las máquinas son recibidos como órdenes. 3) El
lenguaje humano es internacional. 4) El lenguaje humano es generativo.
Todas estas características
del lenguaje humano han permitido que nuestra visión del mundo sea distinta a
la de los animales; el lenguaje humano no se presenta como un continuo, sino
que es analizable en unidades, y nos permite un grado de abstracción que hace
posible la expresión simbólica. Así, podemos enunciar un principio, por ejemplo
la ley de gravedad, y realizar una notación simbólica, una fórmula. Este
proceso hace posible el desarrollo científico (pensemos en las fórmulas
químicas). Incluso por esta propiedad podemos concebir realidades mediante el
lenguaje que no son inmediatamente perceptibles por los sentidos, como la
teoría de la relatividad; el lenguaje nos permite así imaginar la realidad. No
creo interpretar incorrectamente el pensamiento de Bronowski si digo que
concibe la relación lenguaje-mundo como una interrelación, la capacidad de análisis
de la realidad nos permite un lenguaje abstractivo y ese lenguaje nos permite
imaginar el mundo. Para este autor el mismo proceso que permite la construcción
científica es el que permite la metáfora y todos los tropos en general.
Hemos visto como los tropos
producen un significado nuevo, son creadores de una red conceptual nueva que
organiza nuestro pensamiento. La necesidad que el ser humano siente de
estructurar el mundo es un fenómeno cultural liberador que ha sido ampliamente
reflejado a lo largo y ancho de la historia del pensamiento así, por ejemplo,
Aristóteles buscaba una justificación de la pluralidad real partiendo de la
sustancia y la combinación de los accidentes, en un movimiento del uno hacia lo
diverso; la representación organizada y jerarquizada de la realidad en forma arbórea
podemos encontrarla en Porfirio y en R. Lulio (la imagen del árbol es
metafórica) e incluso las tendencias semánticas más actuales de la Gramática de
Casos reflejan una visión estructurada de las relaciones que se producen en los
acontecimientos.
Creemos que la necesidad de
una visión organizada de la realidad es un fenómeno humano universal y,
básicamente, estas estructuras son semejantes en cada una de las comunidades
culturales, aunque no necesariamente iguales en cada grupo étnico ni en cada
época. Estos esquemas son por tanto modificados según la realidad y la cultura
del momento. Sin embargo, las diferencias no son tan notables como para impedir
su comprensión o para no poder establecer comparaciones; pensemos por ejemplo
en el caso de un nuevo descubrimiento; el conocimiento de una nueva realidad (aquí
y ahora) debe tener su reflejo en una nueva organización mental del mundo, o
por el contrario el desconocimiento de un objeto en una cultura dada hace
incomprensible el término que lo designa. Tal fue el caso de los misioneros
quienes al cristianizar al pueblo esquimal se vieron obligados a cambiar la expresión
«cordero de Dios» por «foca de Dios» ya que el término cordero no significaba
para ellos ningún objeto conocido.
Estas diferencias no
autorizan, sin embargo, a negar el hecho de que el hombre ordene, estructure y
jerarquice su entorno y ello gracias al lenguaje, así lo expresa K. Baldinger:
La
lengua divide el mundo y hace de la infinita multiplicidad de la realidad un
cañamazo abarcable y divisible. La lengua ordena y articula la infinitud de lo
concreto, pero también la realidad espiritual. Nosotros vemos el mundo a través
de este cañamazo formado por el lenguaje. Esto no es otra cosa que el
«entremundo» conceptual, la imagen idiomática del mundo de que ya habló Wilhelm
von Humboldt.
El lenguaje, en
consecuencia, permite que la imaginación del receptor construya un esquema
idéntico de la realidad al organizado por el emisor y de este modo surge la
comunicación entre ambos. Pero la dificultad aparece cuando se observa que el
hombre es capaz de construir diferentes esquemas mentales de la realidad, y
esto es lo que apreciaba Baldinger; es imposible considerar un esquema único,
total y universal de la representación conceptual del universo, sólo obtenemos
estructuras parciales. Esto es debido a que la imaginación puede construir
diferentes modelos de estructuras, sobre todo cuando se proyecta sobre
realidades abstractas, menos objetivas, menos referenciales.
Los tropos son
indudablemente recursos expresivos que el autor puede utilizar con intención de
construir un discurso literario, además exige el concurso de la imaginación,
que como señala Hegel es la que capta y engendra representaciones y formas con
las que da una expresión figurada, sensible y precisa a los intereses humanos
más profundos y más generales. Por estas razones pueden ser considerados como
marcas o indicios de una construcción poética, pese a que el valor es siempre
un hecho imprevisible y no convencional. Constituyen una convención lingüística
que, fruto de la actividad imaginaria, hace surgir un conocimiento semántico nuevo
de la realidad, una organización nueva del mundo y en ello radica su valor
expresivo, su escándalo y su sorpresa. Por todo esto es fácil comprender que
estos artificios lingüísticos hayan sido usados con fines retóricos y poéticos.