miércoles, 1 de agosto de 2018

TROPOS


LOS TROPOS COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA RETÓRICA EN EL LENGUAJE LIBERADOR PARA LA COMUNICACIÓN EFICAZ

El lenguaje es la capacidad que tienen los seres humanos para comunicarse por medio de signos lingüísticos (usualmente secuencias sonoras, pero también gestos y señas, así como signos gráficos). La representación gráfica de estos signos (letra o conjuntos de letras) son las palabras. La retórica es el arte del bien hablar, donde las palabras se usan con elocuencia para dar al lenguaje escrito o hablado eficacia suficiente con el fin de deleitar, persuadir o conmover.  La retórica se configura como un sistema de procesos y recursos que actúan en distintos niveles en la construcción de un discurso. Tales elementos están estrechamente relacionados entre sí y todos ellos repercuten en los distintos ámbitos discursivos.

En principio, la retórica se ocupó de la lengua hablada, pero su saber trascendió al discurso escrito e influyó poderosamente en la literatura cuando la palabra escrita ganó prestigio en el régimen imperial en Roma, si bien el discurso escrito suele considerarse como una transcripción limitada o imitación estrecha del discurso oral, en la actualidad, la retórica ha vivido un gran resurgimiento y sus enseñanzas se utilizan en publicidad, la academia, la política, así como en la defensa de puntos de vista durante los juicios civiles.

En concordancia con ese arte que se denomina retórica, se encuentran los tropos que no es más que la sustitución de una expresión por otra cuyo sentido es figurado. El tropo es el cambio de dirección de una expresión que se desvía de su contenido original para adoptar otro contenido. El número y la identidad de los tropos ha variado a lo largo de la historia de la retórica; entre los contemplados más habitualmente están la metáfora, la alegoría, la hipérbole, la metonimia, la sinécdoque, la antonomasia, el énfasis, la ironía, etc.

Los tropos no son figuras literarias, pero ocupan un lugar importante en el lenguaje literario, especialmente en la poesía lírica, aunque no exclusivamente: pueden encontrarse también en el lenguaje coloquial. De cualquier modo, algunas de las figuras literarias están íntimamente relacionadas con los tropos, por tanto la clasificación no es algo cerrado, depende de la perspectiva que se adopte. En general, podemos decir que los tropos sustituyen un concepto por otro, y que por tanto se produce un giro semántico (tropos viene del griego y significa “dirección”). Se utilizan ampliamente en todo tipo de escritos, y también en la lengua hablada.

Para simplificar se puede usar la distinción entre los tropos que afectan a las palabras aisladas y los tropos que afectan a los grupos de palabras. A los primeros se los diferencia de las figuras o bien se los engloba entre las figuras de dicción. A los segundos se los considera figuras de pensamiento.

He aquí algunos ejemplos de tropos:

1). Alegoría: representa una idea figuradamente a través de formas humanas, animales o seres inanimados. Suele consistir en una sucesión de metáforas. Veamos el ejemplo de una alegoría sobre la vida: pobre barquilla mía (alma) entre peñascos rota (dificultades) sin velas desvelada (indefensa) y entre las olas solas (peligros).

2). Metáfora: consiste en identificar algo real con algo imaginario existiendo entre ambos una relación de semejanza: Tus cabellos de oro → el término real "cabellos" se asemeja al imaginario "oro" por su color dorado (rubio).

3). Metonimia: consiste en designar una cosa o idea con el nombre de otra con la cual está relacionada por dependencia o causalidad. Veamos algunos tipos: de autor por obra: tiene un Picasso (un cuadro de Picasso); de causa por efecto: le hizo daño el sol (el calor que produce el sol).

4). Símbolo: consiste en un objeto real que simboliza o se refiere a algo espiritual o imaginario: paloma (símbolo de paz); balanza (símbolo de justicia); corazón (símbolo del amor).

5). Sinécdoque: consiste en designar una cosa o idea con el nombre de otra con la cual existe una relación de inclusión.  Veamos algunos tipos: de la parte por el todo: tiene quince primaveras (años); del todo por la parte: ¡viene la policía! (algunos oficiales del cuerpo de policía); de contenedor por contenido: se bebió un vaso de agua (el contenido del vaso).

Otros ejemplos de tropos:

    Metáfora.

    1.- Tus ojos son Azules estrellas. = Lindos ojos de color azul
    2.- Tus manos cobijan mi alma = Abrazos tiernos
    3.- Dedos de mantequilla = deja caer todo lo que toca
    Alegoría.
    1.- Duro como una roca, y frágil como un niño, se presentaba inerme el gigante protector.
    2.- Somos dos nubes que nunca se cruzarán en el cielo.
    3.- Celoso el cielo, lloró al vernos pasar, forzando nuestro refugio en sórdido palacio de roca.

    Hipérbole.

    1.- Lo agota cargar su conciencia.
    2.- Su ego paga pasaje.
    3.- Una mentira más y te eligen presidente

    Metonimia.

    1.- Canas = vejez
    2.- Luz verde = Permiso concedido.
    3.- Esta descarriado = persona que esta fuera de los márgenes establecidos.

    Sinécdoque.

    1.- Toda España lo cree = Todos los españoles lo saben.
    2.- El pan de cada día = Alimentos de cada día
    3.- El paquidermo = Elefante

    Antonomasia.

    1.- Cesar = Gobernante supremo
    2.- Rey = monarca
    3.- Amo = dueño

    Énfasis.

    1.- Es toda una dama (Enfatiza la cualidad femenina)
    2.- Por lo tanto = (por eso)
    3.- Todo un genio (Enfatiza la gran capacidad)

    La ironía.

    1.- Tu modestia lo demuestra
    2.- Se ve que te quiere
    3.- La última y nos vamos
    4.- Con ella nada pasará

En síntesis, los problemas que la tropología ha planteado han  obtenido muy diversas respuestas, desde las más variadas perspectivas: semánticas, sintácticas,  pragmáticas,  filosóficas,  etc.,  pero  a  nuestro  juicio  casi  siempre se escamotea lo que es su raíz, su principio fundamental, por qué el hombre es capaz  de expresar una idea o una realidad con un término impropio y a su vez orientarse en un mensaje y descodificar correctamente un enunciado figurado, sobre todo si se tiene en cuenta que esta propiedad del lenguaje figurado no es exclusiva de la lengua literaria pues los tropos se utilizan constantemente en el llamado lenguaje referencial. Jakob Bronowski en una obra titulada The origins ofknowledge and imagination relaciona la capacidad humana del lenguaje con las dimensiones y evolución del cerebro humano por una parte y por otra con los rasgos propios de la cultura humana que nos llevan a una representación mental del mundo distinta a la visión animal, es interesante detenernos por un momento en la revisión de las hipótesis de Bronowski, ya que pueden servirnos de ayuda para demostrar que los tropos tienen justificación en la esencia misma del  lenguaje humano.
 
En un principio este autor compara el lenguaje animal con el lenguaje humano y observa las siguientes diferencias: 1) El ser humano es capaz de retardar las respuestas frente al animal que responde inmediatamente al estímulo de un mensaje. 2) El hombre puede distinguir la información de un mensaje, analizarla, mientras que el lenguaje animal y el lenguaje de las máquinas son recibidos como órdenes. 3) El lenguaje humano es internacional. 4) El lenguaje humano es generativo.
 

Todas estas características del lenguaje humano han permitido que nuestra visión del mundo sea distinta a la de los animales; el lenguaje humano no se presenta como un continuo, sino que es analizable en unidades, y nos permite un grado de abstracción que hace posible la expresión simbólica. Así, podemos enunciar un principio, por ejemplo la ley de gravedad, y realizar una notación simbólica, una fórmula. Este proceso hace posible el desarrollo científico (pensemos en las fórmulas químicas). Incluso por esta propiedad podemos concebir realidades mediante el lenguaje que no son inmediatamente perceptibles por los sentidos, como la teoría de la relatividad; el lenguaje nos permite así imaginar la realidad. No creo interpretar incorrectamente el pensamiento de Bronowski si digo que concibe la relación lenguaje-mundo como una interrelación, la capacidad de análisis de la realidad nos permite un lenguaje abstractivo y ese lenguaje nos permite imaginar el mundo. Para este autor el mismo proceso que permite la construcción científica es el que permite la metáfora y todos los tropos en general.

Hemos visto como los tropos producen un significado nuevo, son creadores de una red conceptual nueva que organiza nuestro pensamiento. La necesidad que el ser humano siente de estructurar el mundo es un fenómeno cultural liberador que ha sido ampliamente reflejado a lo largo y ancho de la historia del pensamiento así, por ejemplo, Aristóteles buscaba una justificación de la pluralidad real partiendo de la sustancia y la combinación de los accidentes, en un movimiento del uno hacia lo diverso; la representación organizada y jerarquizada de la realidad en forma arbórea podemos encontrarla en Porfirio y en R. Lulio (la imagen del árbol es metafórica) e incluso las tendencias semánticas más actuales de la Gramática de Casos reflejan una visión estructurada de las relaciones que se producen en los acontecimientos.

Creemos que la necesidad de una visión organizada de la realidad es un fenómeno humano universal y, básicamente, estas estructuras son semejantes en cada una de las comunidades culturales, aunque no necesariamente iguales en cada grupo étnico ni en cada época. Estos esquemas son por tanto modificados según la realidad y la cultura del momento. Sin embargo, las diferencias no son tan notables como para impedir su comprensión o para no poder establecer comparaciones; pensemos por ejemplo en el caso de un nuevo descubrimiento; el conocimiento de una nueva realidad (aquí y ahora) debe tener su reflejo en una nueva organización mental del mundo, o por el contrario el desconocimiento de un objeto en una cultura dada hace incomprensible el término que lo designa. Tal fue el caso de los misioneros quienes al cristianizar al pueblo esquimal se vieron obligados a cambiar la expresión «cordero de Dios» por «foca de Dios» ya que el término cordero no significaba para ellos ningún objeto conocido.

Estas diferencias no autorizan, sin embargo, a negar el hecho de que el hombre ordene, estructure y jerarquice su entorno y ello gracias al lenguaje, así lo expresa K. Baldinger:

La lengua divide el mundo y hace de la infinita multiplicidad de la realidad un cañamazo abarcable y divisible. La lengua ordena y articula la infinitud de lo concreto, pero también la realidad espiritual. Nosotros vemos el mundo a través de este cañamazo formado por el lenguaje. Esto no es otra cosa que el «entremundo» conceptual, la imagen idiomática del mundo de que ya habló Wilhelm von Humboldt.
El lenguaje, en consecuencia, permite que la imaginación del receptor construya un esquema idéntico de la realidad al organizado por el emisor y de este modo surge la comunicación entre ambos. Pero la dificultad aparece cuando se observa que el hombre es capaz de construir diferentes esquemas mentales de la realidad, y esto es lo que apreciaba Baldinger; es imposible considerar un esquema único, total y universal de la representación conceptual del universo, sólo obtenemos estructuras parciales. Esto es debido a que la imaginación puede construir diferentes modelos de estructuras, sobre todo cuando se proyecta sobre realidades abstractas, menos objetivas, menos referenciales.

Los tropos son indudablemente recursos expresivos que el autor puede utilizar con intención de construir un discurso literario, además exige el concurso de la imaginación, que como señala Hegel es la que capta y engendra representaciones y formas con las que da una expresión figurada, sensible y precisa a los intereses humanos más profundos y más generales. Por estas razones pueden ser considerados como marcas o indicios de una construcción poética, pese a que el valor es siempre un hecho imprevisible y no convencional. Constituyen una convención lingüística que, fruto de la actividad imaginaria, hace surgir un conocimiento semántico nuevo de la realidad, una organización nueva del mundo y en ello radica su valor expresivo, su escándalo y su sorpresa. Por todo esto es fácil comprender que estos artificios lingüísticos hayan sido usados con fines retóricos y poéticos.