GUERRA
CONTRA EL CAPITALISMO
“Una verdadera crisis
histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero no termina de morir y
al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero tampoco termina de nacer“.
Antonio Gramsci
Estamos claros que lo que ocurre
en Venezuela no es más que la eterna lucha de clases, en la cual la oligarquía
y la burguesía han declarado la guerra total a la clase popular, en donde todo
lo transforman en armas para atacar al pueblo: los precios de los productos
alimenticios, las medicinas, los detergentes; es la guerra a través de los
medios de comunicación, las noticias, las novelas, los programas culturales,
etc. Todo lo que ellos hacen tiene como eje transversal atacar al gobierno y al
pueblo ¿por qué? al gobierno, porque busca la mayor suma de felicidad social para
el pueblo, a través de programas y misiones sociales, en la cual también está
incluida la clase media y hasta la burguesía, ya que los subsidios son para
todos los habitantes de la república; al pueblo, porque la burguesía es
mezquina y egoísta, quieren todo para ellos y no le gusta que los pobres tengan
las comodidades que siempre sólo tuvieron ellos, son malvados.
Es una realidad innegable
que la oligarquía no va a dar su brazo a torcer en lo que respecta a dejar que
el gobierno haga efectiva esa política de darle la mayor suma de felicidad social
al pueblo, por más que el gobierno se siente con ellos para tratar de
persuadirlos de lo contrario jamás cederán, eso está más que comprobado; en
diecinueve años de gobierno socialista se ha tratado de involucrarlos para
construir un socialismo que los incluya a ellos, sin que pierdan sus empresas
ni sus ganancias; incluso, el gobierno les ha dado créditos de tal manera que
se sientan comprometidos, pero no ha sido posible, más bien han recrudecido la
guerra.
En ese sentido, no debemos
olvidar que esta revolución, además de socialista y cristiana, es bolivariana,
y también tiene su toque marxista, por lo tanto tiene antagonismo con la oligarquía,
y por antonomasia, con el imperialismo, y no puede dejarse someter con ellos.
Aquí entonces, es necesario aplicar el método “De guerra a muerte” que aplicó
Bolívar en la guerra con los realistas, en 1813, que consistió en un célebre
documento dictado por Simón Bolívar, dado a conocer en la ciudad de Trujillo,
el 15 de junio de 1813 y ejecutado en los días sucesivos. La proclama de guerra
a muerte, fue la respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes
perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola,
Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y
otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República.
El decreto de guerra a
muerte termina de la manera siguiente: «...Españoles y canarios, contad con la
muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la
libertad de Venezuela. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis
culpables».
Esto es lo que corresponde
aplicar en estos momentos en Venezuela con la oligarquía, porque ya es
demasiado evidente y malévola su negativa de querer coadyuvar en la
construcción del socialismo bolivariano, que siempre los ha increpado para que
se sumen sin pedirles que pierdan o inviertan sus capitales privados, sino que se
les ha dado divisas y créditos con comodidades de pago como nunca antes se
había hecho en Venezuela para que produzcan más.
De manera pues, que no queda
más que radicalizar la revolución, cuyo fin teleológico es cumplir con la
paremia de Simón Bolívar de darle al pueblo venezolano “la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social
y la mayor suma de estabilidad política”. Se ha podido hacer por las
buenas, pero la oligarquía está obligando a hacerlo por las malas para ellos,
porque ahora hay que expropiar por “interés público” a todo el que obstaculice
la consolidación del socialismo bolivariano. La proclama de guerra contra la
oligarquía debe ser más o menos así: EMPRESARIOS USUREROS, ESPECULADORES Y
ACAPARADORES CONTAD CON LA EXPROPIACIÓN SINO SE SOMETEN A LA LEY.
El marxismo establece que
para que se pueda instaurar el socialismo debe existir la dictadura del
proletariado, donde todos los medios de producción estén en manos de la
colectividad, así como los canales de distribución y los centros de
comercialización. Sin embargo, el proyecto socialista venezolano, no fue
planteado tan severo como el marxismo con los empresarios privados; se les ha
dado oportunidad de participar, pero no han querido, aunque hay unas pocas
excepciones.
El proyecto socialista
planteado por Chávez estableció en el segundo Plan de la Nación, denominado
Plan de la Patria (2013-2019), la creación de una red comunal de distribución
socialista de alimentos, con centros de acopios y sistema de transporte
incluidos, es el Objetivo Nacional 1.4 de ese ambicioso plan, cuyo enunciado es
el siguiente: “Lograr la soberanía
alimentaria para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro
pueblo”. A raíz de esto se han creado: MERCAL, PDVAL, Abastos Bicentenario,
etc. pero como esos sistemas han sido permeados por personas corruptas que se
prestan para robar y hacerle el juego a la malvada burguesía, no ha sido
eficiente.
Adicionalmente, en vista que
no se ha podido contar con los centros de distribución de alimentos
administrados por los burgueses y oligarcas, se ha creado la Misión
Abastecimiento Soberano y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción
(CLAP), pero esto no es suficiente para decir que estamos en Socialismo. Es
imperativo trascender esta crisis gramsciana y la única forma posible es usando
todo el poder del estado con el apoyo del pueblo para doblegar a la malvada
oligarquía, porque por las buenas ha sido imposible.
Trascender esta guerra
económica oligarca, radica con la expropiación y confiscación de todas las
empresas contumaces y convertirlas en empresas socialistas de propiedad social directa,
indirecta o mixta, donde sea el poder popular organizado con supervisión del
estado quien las administre. No debe ser el estado quien las administre para
que no se convierta en un capitalismo de estado, aunque no debe estar
descartado por si no funciona con el poder popular. El estado socialista sólo
será posible si, por lo menos, la mitad más uno de los medios de producción son
socialistas, además de los canales de distribución, los centros de
comercialización y los centros de importación.
Oportuna y pertinentemente,
en Venezuela, está toda la mesa servida para trascender al capitalismo, está el
marco teórico y el marco jurídico necesario para tal fin, lo que hace falta
para su concreción es la fuerza de voluntad política, que está, potencialmente,
en las mentes de la colectividad y en el gobierno, pero hay temor de dar el
paso decisivo y transformar esa energía potencial en energía cinética, la cual
desencadenará el traspaso definitivo de la crisis histórica teorizada por
Antonio Gramsci, donde por fin terminará de nacer lo que está naciendo y no
termina de nacer (el socialismo), y termina de morir lo que está muriendo y no termina
de morir (el capitalismo).
El primer gran paso que
tiene que dar el gobierno es expropiar el mayor cetro del capitalismo en
Venezuela, como lo es el mega-oligopolio, Empresas Polar CA, ya de por sí,
prohibido en Venezuela desde el año 2000 con la entrada en vigencia de la
constitución de la República Bolivariana de Venezuela, según el artículo 113,
que textualmente establece:
"No
se permitirán monopolios. Se declaran contrarios a los principios fundamentales
de esta Constitución cualesquier acto, actividad, conducta o acuerdo de los y
las particulares que tengan por objeto el establecimiento de un monopolio o que
conduzcan, por sus efectos reales e independientemente de la voluntad de
aquéllos o aquéllas, a su existencia, cualquiera que fuere la forma que
adoptare en la realidad. También es contraria a dichos principios el abuso de
la posición de dominio que un o una particular, un conjunto de ellos o de ellas
o una empresa o conjunto de empresas, adquiera o haya adquirido en un
determinado mercado de bienes o de servicios, con independencia de la causa
determinante de tal posición de dominio, así como cuando se trate de una
demanda concentrada. En todos los casos antes indicados, el Estado adoptará las
medidas que fueren necesarias para evitar los efectos nocivos y restrictivos
del monopolio, del abuso de la posición de dominio y de las demandas
concentradas, teniendo como finalidad la protección del público consumidor, de
los productores y productoras, y el aseguramiento de condiciones efectivas de competencia
en la economía.
Cuando
se trate de explotación de recursos naturales propiedad de la Nación o de la
prestación de servicios de naturaleza pública con exclusividad o sin ella, el
Estado podrá otorgar concesiones por tiempo determinado, asegurando siempre la
existencia de contraprestaciones o contrapartidas adecuadas al interés
público".
Asimismo, hay que expropiar
a todos los extranjeros que son actores directos de la guerra económica, tales
como chinos, árabes, turcos, portugueses, españoles, etc, que tienen tiendas y
no acatan la Ley de precios justos, acaparan y especulan; ellos vinieron,
seguramente huyendo de las guerras de sus respectivos países y aquí se les
brindó hospitalidad y libertad de emprender negocios, pero ellos son ingratos y
malagradecidos; por ejemplo, los chinos se vinieron huyendo de la guerra civil
china y del socialismo chino, por lo tanto ni quieren a su patria socialista ni
mucho menos la nuestra, solo les mueve el interés de ganar dinero a merced de
atropellar al pueblo y lo trágico es que gozan de absoluta indulgencia e
impunidad por parte de las autoridades competentes. Y si los demás empresarios
connacionales no agarran escarmiento, también hay que ir por ellos. La ley
tiene que ser severa y expedita para poder vencer esta guerra económica de la
malvada oligarquía.
“Vencer significa lograr
la concreción firme, la concreción profunda, la concreción plena e integral del
proyecto nacional de Simón Bolívar”.
Hugo Rafael Chávez Frías