27 DE NOVIEMBRE HISTÓRICO
Venezuela
está destinada por la providencia para darle luces a la humanidad, es por ello
que resulta pertinente traer a colación lo dicho por el Libertador el 15 de
febrero de 1819 en su discurso ante el Congreso de Angostura: Dignaos conceder a Venezuela… Un
gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz.
Estas palabras lapidarias están más vigentes que nunca, al igual que
esto, que para mí es una profecía: Volando
por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y
observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la
vida que ha recibido esta vasta región, me siento arrebatado y me parece que ya
la veo en el corazón del universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas,
entre esos océanos que la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne
con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de
emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la
tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo
distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres
dolientes del antiguo universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a
los sabios que ignoran cuán superior es la suma de las luces a la suma de las
riquezas que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de
la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria, mostrar
al mundo antiguo la majestad del mundo moderno.
Si
analizamos estas sentencias dichas por el hombre más relevante de la
independencia suramericana, y lo comparamos con los hechos ocurridos el 25, 26
y 27 de noviembre de 1820, notaremos como esos acontecimientos marcaron un
antes y un después en lo que respecta al Derecho Internacional Humanitario y a
lo que hoy se conoce como Convenciones de Ginebra, que son cuatros tratados,
uno para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en los ejércitos
en campaña (Primera Convención -1864-); otro para el mejoramiento de la suerte
de los militares heridos, enfermos o náufragos en las fuerzas armadas en el mar
(Segunda Convención -1906-); otro relativo al trato de los prisioneros de
guerra (Tercera Convención -1929-), y; otro para la Protección de Personas
Civiles en Tiempo de Guerra (Cuarta Convención -1949-).
El Tratado
de Armisticio y Regularización de la Guerra fueron dos acuerdos firmados entre
la Gran Colombia y el Reino de España el 25 y el 26 de noviembre de 1820,
respectivamente, en Trujillo, Venezuela. Mediante estos tratados quedaba
oficialmente derogada la guerra a muerte, que había sido decretada por el
Libertador, el 15 de junio de 1813, aunque la declaración viene desde el 16 de
enero por el Convenio de Cartagena hecho por el coronel barinés, Antonio Nicolás
Briceño, que por cierto fue apresado por los realistas y ejecutado el día 15
de junio de 1813, el mismo día que Bolívar firma el decreto. Allí se acordaba una tregua de seis meses
además de constituir, de facto, un
reconocimiento del estado colombiano.
El armisticio
es propuesto por los realistas a través del capitán general Pablo Morillo,
quien el 6 de junio de 1820 recibe instrucciones desde España para que arbitre
con Simón Bolívar un cese a las hostilidades. Bolívar, intuyendo de antemano
esa proposición, aprovecha para convenir una “humanización de la guerra como lo hacen los pueblos
civilizados", acordando el respeto a los no combatientes,
el canje de prisioneros y a acabar definitivamente con las viejas prácticas de
la guerra a muerte, para redactarla encarga a Antonio José de Sucre.
Bolívar
y Morillo se entrevistaron el 27 de noviembre celebrándose el célebre abrazo de
Santa Ana de Trujillo. Ese mismo día fueron firmados ambos acuerdos por los dos
jefes.
El 27
de noviembre es un día trascendental para nuestra patria por varios
acontecimientos históricos: el primero (1515), fundación de Cumaná; en segundo
lugar, se firma el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, y el
abrazo de Bolívar y Morillo (1820); en tercer lugar, se celebra el día de la Aviación
Militar Bolivariana (1920); cuarto, se conmemora la gesta revolucionaria de
1992 y; quinto, en 1933, en Maracay, fallece el piloto venezolano Carlos Meyer
Baldó en un accidente aéreo.