CRISTIANISMO
El
cristianismo es una doctrina basada en las enseñanzas de Jesús de Nazaret,
quien nació por obra y gracia del espíritu santo de Dios, Jehová, al hacer que
María quedase en cinta siendo virgen. La genealogía de Jesús comienza desde
Adán, está escrita en los libros de Génesis del Antiguo Testamento, desde Adán
hasta Abraham (capítulos 10 y 11); y en el Nuevo Testamento, desde Abraham, en
Mateo 1:1-17; y desde Adán, en Lucas 3:23-38, aunque hay algunas discrepancias
entre los dos libros del Nuevo Testamento, algunos estudiosos afirman que la de
Mateo es por la línea de José y la de Lucas es por la de María. La genealogía
más difundida y aceptada es la de Mateo. Los padres de Jesús, María y José eran
de Galilea y Belén respectivamente, territorios que después de la invasión de
Pompeyo, en el año 63 a. C, pasaron a ser parte de Roma.
Todas
las generaciones desde Adán hasta Jesús son: Adán engendró a Set, Set engendró
a Enós, Enós a Cainán, Cainán a Mahalalel, Mahalalel a Jared, Jared a Enoc,
Enoc a Matusalén, Matusalén a Lamec, Lamec a Noé y Noé engendró a Sem. Sem
engendró a Arfaxad, Arfaxad a Salas, Salas a Heber, Heber a Peleg; Peleg A Reu,
Reu a Serug, Serug a Nacor, Nacor a Taré, y Taré a Abraham. Abraham engendró a
Isaac, e Isaac engendró a Jacob, y Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Y
Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, y Fares engendró a Esrom, y Esrom
engendró a Aram. Y Aram engendró a Aminadab, y Aminadab engendró a Naasón, y
Naasón engendró a Salmón. Salmón engendró, de Rahab, a Booz, y Booz engendró,
de Rut, a Obed, y Obed engendró a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey
David engendró, de la que fue esposa de Urías, a Salomón. Salomón engendró a
Roboam, y Roboam engendró a Abías, y Abías engendró a Asa. Asa engendró a
Josafat, y Josafat engendró a Joram, y Joram engendró a Uzías. Uzías engendró a
Jotam, y Jotam engendró a Acaz, y Acaz engendró a Ezequías.
Ezequías engendró a
Manasés, y Manasés engendró a Amón, y Amón engendró a Josías. Josías engendró a
Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la a deportación a Babilonia.
Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel
engendró a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, y Abiud engendró a Eliaquim,
y Eliaquim engendró a Azor. Azor engendró a Sadoc, y Sadoc engendró a Aquim, y
Aquim engendró a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, y Eleazar engendró a Matán, y
Matán engendró a Jacob. Jacob engendró a José, marido de María, de quien nació
Jesús, el que es llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde
Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la
deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a
Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. En total son 60 generaciones
desde Adán hasta Jesús.
El
surgimiento del cristianismo fue revolucionario por ser antagónico al naciente
imperialismo romano con el cual coincidió en su afianzamiento como imperio que
se había establecido el 27 a. C. y estaba en pleno desarrollo por obra de su
fundador y primer emperador, Cesar Augusto. Los primeros años del cristianismo
fue de persecución, escarmiento y muerte, no era aceptado como religión ni por
los judíos ni por los romanos. Emperadores como Calígula, Tito, Nerón, Adriano,
entre otros, fueron implacables para impedir su práctica y propagación; pero el
emperador Constantino el Grande, en el año 313 d. C. autorizó su prédica en
Judea (para entonces llamada Syria-Palestina), a través del Edicto de Milán; y
luego en 325 d. C. en el primer Concilio ecuménico de Nicea, fue autorizada su
práctica en todo el Imperio. Posteriormente, en el 380 d. C, a través del
Edicto de Tesalónica, fue decretado como religión oficial del Imperio romano
por parte del emperador Teodosio I. En el año 382 d. C. el papa Dámaso I
instruyó al padre Jerónimo de Estridón para que tradujera la Septuaginta.
Los
primeros manuscritos (Antiguo Testamento) fueron escritos en arameo unos, y
otros en hebreo. En el año 280 a. C. el rey Helénico de Egipto, el griego Ptolomeo
II, hijo de Ptolomeo I quien lucho junto a Alejandro Magno, mandó a buscar
eruditos al Sanedrín en Jerusalén para que la tradujeran al griego. De este
trabajo resultó la Septuaginta (por ser 72 los traductores). Es de hacer notar
el hecho en el cual todos los eruditos tradujeron, exacta y milagrosamente, lo
mismo sin ninguna diferencia.
El
marco teórico-filosófico y jurídico que sustenta la doctrina del cristianismo
es la Biblia, su autenticidad ha sido estudiada, debatida y confirmada
científicamente por respetados teólogos, filósofos y científicos de diferentes
áreas del conocimiento. Los que más han estudiado la veracidad de la Biblia,
han sido los escépticos, y por más que han intentado, no han conseguido
argumentos sólidos para rebatirla. Entre ellos tenemos a matemáticos, biólogos,
paleontólogos, médicos, etc. Lo más impactante y convincente de la Biblia son
sus profecías, no hay otro texto que sea tan antiguo, escrito por varias
personas, coherente y que tenga tantas profecías precisas e irrefutables, que
la Biblia. Otra característica extraordinaria es su divinidad, porque todos sus
autores han anunciado que han sido inspirado por Jehová en cualquiera de sus
manifestaciones: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Las
tres religiones monoteístas, conocidas hasta ahora, Judaísmo, Musulmanes y
Cristianismo, sustentan su doctrina en la Biblia; las dos primeras
específicamente, en el Antiguo Testamento, al cual los judíos denominan Tanaj y
los musulmanes el Talmud, y los cristianos, sencillamente, el Antiguo
Testamento. Asimismo, los cristianos denominan Pentateuco a los primeros cinco
libros del Antiguo Testamento y los musulmanes le dicen la Torá. La historia de
la Biblia se remonta a los tiempos de Moisés, quien escribió los cinco primeros
libros denominados el Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y
Deuteronomio); el rey David escribió los Salmos (casi todos); Salomón, los
Proverbios, Eclesiastés y el Cantar de los Cantares; los profetas, sus
respectivos libros; y luego de Jesús, el Nuevo Testamento.
La
Biblia contiene 66 libros distribuidos en dos tomos: Antiguo y Nuevo
Testamento, con 39 y 27 libros respectivamente, unos 40 hombres hicieron de
secretarios o escribas, entre ellos hubo agricultores, pescadores, jueces reyes
y músicos; se escribió en un periodo de 1600 años; la de los cristianos católicos
y ortodoxos contiene 73 libros, 46 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo
testamento. La biblia fue escrita de forma sencilla para que los menos cultos
la entiendan (Luc 10:21); cuando es estudiada por personas que se creen muy
cultas y buscan evidencias científicas en ella para darle crédito, se consiguen
con una serie de contradicciones que los hace desistir de su estudio por no
aceptar su divinidad y poner en primer orden el poco conocimiento que tienen de
las ciencias naturales. Eso los hace más escépticos. Albert Eisten, el
científico más prominente del siglo XX, decía que “el universo fue creado por Dios y las ciencias tratan de explicar como
lo hizo”.
El
estudio de la Biblia debe hacerse considerando dos métodos usados para la
interpretación de libros sagrados y de textos jurídicos: la Hermenéutica y la
Exégesis. Ha sido escrita, como ya dijimos, en forma sencilla para que la
entiendan los menos estudiosos; el sentido figurado es más usado que el
literal, aunque en ocasiones se usan ambos sentidos. El sentido figurado es más
fácil de entender, pero es más difícil de explicar. Muchos escudriñadores de
las “sagradas escrituras” han encontrado profecías y códigos que se encuentran
extraordinariamente en sus libros.
El
tema central de la Biblia es el Reino de Dios, un gobierno celestial que
dominará toda la tierra y acabará con la maldad, el sufrimiento y la muerte
(Dan 2:44; 7:13, 14; 1Cor 15:24-26; Mat 6:10; Apo 11:15; Sal 37:11). Al
respecto, podemos encontrar en la Biblia, su centro geográfico o centro de
gravedad, el cual trae un mensaje para todo el mundo acerca de Jehová --nombre
en lengua española proveniente del latín Yavé o Yawe, que a su vez se deriva de
YHWH, consonantes traducidas al alfabeto latino del Tetragramatón hebreo (הרהꞋ) mostrado por Dios a Moisés dándole a
conocer su nombre.-- Esto es como una curiosidad matemática o cabalística:
comenzamos diciendo que el versículo más corto de la Biblia es “Jesús lloró” (Juan
11:35), el capítulo más corto de la Biblia es el salmo 117, y el capítulo más
largo de la Biblia es el Salmo 119.
Si
sumamos los capítulos del primer libro de la Biblia (Génesis) hasta el capítulo
más corto, el Salmo 117 (“1 Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos,
alabadle. 2 Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la
fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya.”), nos da 594; y si sumamos los
capítulos desde el más largo, el Salmo 119, que empieza: “1 Bienaventurados los
perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.”, que está en el
Antiguo testamento, hasta el último capítulo del último libro de la Biblia
(Revelaciones o Apocalipsis 22), que está en el Nuevo Testamento, también nos
da 594 capítulos; al sumarlos todos nos da 1188 capítulos; al buscar el
capítulo que está en el centro de la Biblia llegamos al Salmo 118, que comienza
así: “1 Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su
misericordia.“, pero si buscamos el versículo que está en el centro de toda la
Biblia nos encontramos con que es el versículo 8 del Salmo 118, o sea Salmo
118:8. Literalmente son los mismos números de la suma anterior, pero lo
extraordinario es lo que dice el versículo: “Mejor es confiar en Jehová que
confiar en el hombre.” Esto demuestra que el centro de las sagradas escrituras
es Jehová, y el mensaje que transmite es que hay que confiar en Él, amarlo y
alabarlo por sobre todas las cosas, como nos los manda en el primer mandamiento
del “Decálogo” dado a Moisés (la ley).
Así
como esto, podemos ilustrar muchas otras maravillas que nos revela la Biblia, por
ejemplo, la alegoría de los imperios y la bestia del libro de Daniel; las
bestias del Apocalipsis, el anticristo y la gran ramera; el sello de la bestia
y su número, que es de hombre (¿romanos?); y así por el estilo. Pero un hecho
extraordinario e impactante es la profecía de la restauración de Israel que se
revela a continuación:
1948 - El cumplimiento matemático y profético de la
Restauración de Israel
Después de permanecer en poder de los británicos,
Palestina fue dividida en dos países con el fin de evitar los conflictos
árabe-judíos. Ello conllevó a que David Ben Gurion leyera el 14 de Mayo de 1948
la declaración de Independencia del Estado de Israel en las Naciones Unidas, lo
que permitió que, después de siglos de espera, Israel volviera a ser una nación
independiente y que se cumpliera una de las más impactantes profecías bíblicas
del retorno de los judíos a su territorio. Esta profecía ha hecho que los
estudiosos bíblicos hayan quedado perplejos ante tanta precisión histórica y
matemática sobre este evento. Los que estudian y escudriñan correctamente la
Biblia deben saber que la fecha 14 de mayo de 1948 estaba escondida en las
Escrituras. El profeta del Antiguo Testamento Ezequiel de cierta manera
profetizó con precisión el año en que Israel sería restaurado y volvería a una
tierra propia:
"Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y
pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los días que
duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. Yo te he dado los años
de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y así
llevarás tú la maldad de la casa de Israel. Cumplidos éstos, te acostarás sobre
tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta
días; día por año, día por año te lo he dado." Ezequiel 4:4-6
Dios le ordena al profeta Ezequiel que hiciera un
acto simbólico como "señal a la casa de Israel". Debería
diseñar en un adobe la ciudad de Jerusalén y "sitiarla". Además debía
recostarse sobre su lado izquierdo por 390 días y sobre su lado derecho 40 días
para representar la duración del castigo por la maldad de Israel. Serían
castigados perdiendo su territorio y siendo desparramos por el mundo. Cada día
en esta profecía representaba un año; día por año. De esta manera, el castigo
para las tribus del norte (Israel) sería de 390 años y para las tribus del sur
(Judá) 40 años, conformando un total de 430 años de juicio sobre la nación de Israel.
390 años (norte) + 40 años (sur) = 430 años de
castigo
La historia viene en nuestra ayuda y nos dice que
esta profecía comenzó en el 606 a.C. cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia,
asoló Jerusalén y llevó cautivos a los judíos. Fue el comienzo del juicio sobre
Israel y la pérdida de su territorio. Este periodo de cautividad en Babilonia
duró 70 años según las palabras del profeta Jeremías (Jer. 25:11), hasta cuando
en la primavera del 536 a.C. el rey Ciro el Grande permitió que algunos judíos
retornaran a Jerusalén. De acuerdo con la profecía de Ezequiel, de los 430 años
de castigo ya habían transcurrido 70 años, lo que significaba que quedaban 360
años restantes para que la profecía terminara.
430 años - 70 años de Cautiverio = 360 años
restantes.
Sin embargo, los judíos, y en su gran mayoría los
nacidos en Babilonia, no quisieron retornar a su tierra, pues tenían casas,
granjas y negocios en Babilonia y prefirieron seguir comerciando en la tierra
pagana viviendo cómodamente antes de regresar a una tierra desolada, lo cual
fue una desobediencia a la voluntad de Dios. Sólo 42.360 judíos volvieron desde
Babilonia a Israel (Esdras 2:64). Pero en la Biblia también encontramos los
peligros de la desobediencia. El libro de Levíticos advierte que si el pueblo
judío desobedecía a Dios su castigo sería multiplicado siete veces más:
"Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo
volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. Si anduviereis
conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete
veces más plagas según vuestros pecados. Si aun con esto no me oyereis, sino
que procediereis conmigo en oposición, yo procederé en contra de vosotros con
ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados. (Levíticos 26:18,
21,27-28).
Al permanecer en Babilonia, los judíos rehusaron
obedecer a Dios, por lo que su castigo fue aumentado siete veces. Si sólo
faltaban 360 años para que su castigar terminara, ahora faltarían 2.520 años
bíblicos de castigo contra Israel para que la profecía culminara. He aquí el
misterio del por qué no terminó en los restantes 360 años venideros el castigo
sobre el pueblo judío y la razón del por qué los eruditos no podían conciliar
360 años específicos de castigo sobre Israel.
360 años restantes x 7 veces = 2.520 años bíblicos
definitivos.
Pero estos son años bíblicos, los cuales difieren
de los años de nuestro calendario Gregoriano. Como el calendario bíblico (y
profético) en la Biblia consta de 360 días, sabemos que el periodo de juicio
sobre Israel sería de 907.200 días en total.
360 x 360 = 907.200 días.
¿A cuántos años representa 907.200 días en nuestro
calendario (gregoriano)? Para saberlo debemos dividir el número de días
por la duración de nuestro año. Si el año dura 365,25 días, (el 0,25
corresponde a los años bisiestos), entonces 907.200 días equivalen a 2.483,7
años de castigo sobre Israel.
907.200/365,25 = 2.483,7 años.
Finalmente tenemos una fecha concreta. Desde la
desobediencia de los judíos al rehusarse a volver a su tierra hasta que el
castigo final y la profecía terminaran debían pasar 2.483,7 años. El punto de
partida del conteo comienza en la primavera (21 de marzo) del 536 a.C. Por lo
tanto, si logramos contabilizar desde esa fecha los 2.483,7 años se llega a la
fecha de 1947,4 porque la primavera comienza el 21 de marzo, el día del
equinoccio de primavera en el hemisferio norte.
2.483.7 – 536.3 =
1947.4
Como el año 0 nunca existió, pues desde el año 1
a.C. al 1 d.C. sólo existe un año de diferencia, debemos agregar 1 año a nuestra
cuenta, por lo que el período profético de castigo sobre la nación de Israel y
su restauración terminó en 1948,4 que equivale al 14 de Mayo de 1948. A la
medianoche del 15 de mayo comenzó a regir oficialmente el mandato británico,
los cuales dejaron Palestina en soberanía de Israel. ¡La Biblia profetizó
exactamente el día en que Israel volvería a ser restaurado!
1947.4 + 1= 1948.4
La fracción 0.4 años equivale a 4,8 meses, (0,4 x 12 = 4,8) y 0,8 meses son 24
días (0.8 x 30 = 24). Esto nos daría exactamente el 14 de Mayo del año 1948,
los cuatro meses son: Enero, Febrero, Marzo y Abril, los 24 días son de Mayo,
pero hay que restar 10 días debido al ajuste que hubo en el año 1582, cuando se
cambió el “calendario Juliano” por el “calendario Gregoriano”, hecho que
ocurrió el día jueves 4 de octubre a las doce de la noche, donde en vez de
continuar el día 5 el viernes, se pasó al día 15 de Octubre para poder hacer
coincidir los equinoccios y los solsticios con los días que verdaderamente
corresponde, y establecer los años bisiestos de allí en adelante.
¡Israel está de Regreso en su Tierra como
Nación…desde 1948!
Judá (Israel) fue tomado en cautiverio por los
babilonios en 606 a. de J.C. Ellos fueron liberados del cautiverio 70 años más
tarde por los persas en 536 a. de J.C., exactamente como el profeta Jeremías
había predicho, pero su tierra estaba todavía bajo el control de los persas.
Los persas fueron vencidos más tarde por los griegos, y la tierra de Israel
permaneció en el control Griego. Los griegos fueron vencidos entonces por Roma
y la tierra de Israel permaneció en el control romano. Después de fallidas
rebeliones contra Roma alrededor de 70 d.J.C. y otro alrededor de 100 años más
tarde, los romanos removieron a los judíos de la tierra de Israel, los
dispersaron alrededor del mundo, y renombraron la tierra como ‘Palestina’.
Entonces, después de 2,500 años, por primera vez desde el cautiverio babilonio
en 606 a. de J.C., el mundo vio como Israel otra vez aparecía en el mapa
mundial como una nación soberana, el 14 de mayo de 1948… ¡exactamente como
estaba profetizado!
En conclusión, el cristianismo es la única religión
que puede demostrar a través de su texto sagrado que es verdad todo lo que está
escrito en ella, lo que dice que aconteció, lo que está aconteciendo, y lo más
importante, lo que va a ocurrir, porque allí hay una promesa para los que se
comprometan con el pacto de Jehová que no es más que estar en sintonía con su
verbo, y el verbo de Jehová es su palabra y su palabra se volvió carne, su hijo
Jesús, el cual nos dice: “Yo soy el
camino la verdad y la vida; nadie va al padre sino es por mí.” “Yo soy el alfa
y el omega; soy el principio y el fin; Yo estoy en la puerta y llamo, el que
abriere entraré en su casa y cenaré con él, y él cenará conmigo”. Amen.
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