REFLEXIONES
SOBRE LA CARTA DE EL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR, DIRIGIDA A JOHN BAPTIST IRVINE,
REPRESENTANTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, EL 7 DE OCTUBRE DE 1818.
Viniendo de mar abierto,
penetran el Río Orinoco las embarcaciones mercantes con banderas
estadounidenses Tigre y Libertad. Al entrarse éstas naves en el Orinoco, son
abordadas por tropas venezolanas para ser inspeccionadas y al revisarse los
buques, se encuentran que están cargadas con armas, municiones y víveres
destinados a tropas realistas, siendo éstas retenidas.
Después de la detención de los dos buques, el gobierno de los Estados
Unidos envía para Venezuela, un agente para superar el impase. Al llegar a
Venezuela, el agente comienza su trabajo y envía cartas a Bolívar, solicitando
la liberación de las naves, por ser solo buques mercantes, sin relación alguna
con el contrabando de armas al enemigo realista.
Bolívar, epistolarmente se
enfrenta con el agente estadounidense y contesta sus demandas; he aquí algunos
fragmentos de cartas que El Libertador envía a John Baptist Irvine, el agente
del gobierno estadounidense el 29 de julio de 1818: “Los ciudadanos de los
Estados Unidos, dueños de las goletas Tigre y Libertad, recibirán las
indemnizaciones que por el órgano de usted,
piden por daño que recibieron en sus intereses, siempre que usted quede
plenamente convencido de la justicia con que hemos apresado los dos buques en
cuestión…han intentado y ejecutado burlar el bloqueo y el sitio de las plazas
de Guayana y Angostura para dar armas a unos verdugos y para alimentar unos
tigres, que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana
¡la sangre de sus propios hermanos!”.
Bolívar, vuelve a responder
al agente Irvine el 6 de agosto de 1818: “Si las naciones neutrales hubiesen
obligado a nuestros enemigos a respetar estrictamente el derecho público, y de
gentes, nuestras ventajas habrían sido infinitas, y menos tendríamos que
quejarnos de los neutros. Pero, ha sucedido lo contrario en el curso de la
presente guerra… ¿No sería muy sensible que las leyes las practicase el débil y
los abusos los practicase el fuerte?”.
Bolívar para el momento está
muy molesto con Irvine y 14 días después, el 20 de agosto, lanza una
contundente réplica: “La imparcialidad que es la gran base de la neutralidad
desaparece en el acto en que se socorra a una parte contra la voluntad bien
expresada de la otra, que se opone justamente y que además no exige ser ella
socorrida… Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a
los independientes del Sur, y de las rigurosas leyes promulgadas con el objeto
de impedir toda especie de auxilios que pudiera procurarnos allí. Contra la
lenidad de las leyes americanas se ha visto imponer una pena de diez años de
prisión y diez mil pesos de multa, que equivale a la muerte, contra los
virtuosos ciudadanos que quisiesen proteger nuestra causa, la causa de la
justicia y de la libertad, la causa de América”.
Bolívar, para el 7 de
octubre de 1818, ya ha perdido totalmente la paciencia con el agente del
gobierno de los Estados Unidos, y le refuta: “Parece que el intento de usted es
forzarme a que alterne los insultos: No lo haré; pero si protesto a usted, que
no permitiré se ultraje ni desprecie al gobierno y los derechos de Venezuela.
Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra
populación y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es
para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el
mundo la ofende” Y por último, ante una solapada amenaza de Irvine, le responde
el 12 de octubre: “El valor y la habilidad, señor Agente, suplen con ventaja al
número. ¡Infelices los hombres si estas virtudes morales no equilibrasen y aún
superasen las físicas! El amo del reino más poblado sería bien pronto señor de
toda la tierra. Por fortuna se ha visto con frecuencia a un puñado de hombres
libres vencer a imperios poderosos”.
Es así como Simón Bolívar,
en plena guerra contra España, demuestra un inmenso valor y dignidad patriota,
al confrontar un mayúsculo problema con los Estados Unidos, sin aún tener
asegurada totalmente la independencia de toda Venezuela, al enfrentar al agente
de un gobierno que ya para la época era una potencia militar y económica.
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