martes, 22 de mayo de 2018

¿LOS MAJUNCHES TIENEN SENTIDO COMÚN?


SENTIDO COMÚN

Henri Bergson define al sentido común como "la facultad para orientarse en la vida práctica". E. Mora-Anda dice que el sentido común nos ahorra tonterías: calcula lo probable y lo improbable, lo razonable y lo absurdo. No se atiene a reglas sino a lo que puede funcionar y no es perfeccionista, que esto es neurótico, sino que prefiere "lo razonable", también analizado por Lin Yu Tang en "La Importancia de Vivir". Para Trout y Rivkin, el sentido común es una facultad esencial de la persona: «una facultad que posee la generalidad de las personas, para juzgar razonablemente las cosas». Yash, Hipat Roses e Imeld lo definen como «el don provisto para saber distinguir todo lo que nos rodea: el bien, el mal, la razón y la ignorancia.».

Sin depender de un conocimiento esotérico, investigación o estudio, el sentido común es el primero de los sentidos internos. Según la doctrina clásica con respecto a estos, que los clasifica en sentido común, imaginación, memoria y estimativa-cogitativa en el hombre. El sentido común no es el «buen sentido», «común» a todos los hombres, es decir, la inteligencia en su actividad espontánea, o la razón en el sentido cartesiano de poder distinguir lo verdadero de lo falso. Aunque sea una acepción corriente, esta asimilación supone un cambio de significación con respecto a la doctrina clásica, que configura el sentido común como un sentido, una función del conocimiento sensible: su objeto no es abstracto y, por tanto, no es una función intelectual. En la acepción clásica, el sentido común era la reunión de las variadas impresiones de los sentidos.

Funciones

Las funciones que tradicionalmente se le atribuyen al sentido común son:

  • Conocer las diferentes cualidades captadas por las sentidos externos y establecer una comparación entre dichas cualidades.
  • Conocer los actos u operaciones de los sentidos externos.
  • Según Barbado, realiza una función más: distinguir los objetos reales de las imágenes fantásticas; se apoya Barbado para asignarle esta función en algunos textos de S. Tomás, textos cuya relación con el sentido común ha sido poco estudiada.
Un punto a determinar con precisión es si deduce especie expresa -como el resto de los sentidos internos-, o sólo especie impresa -como los sentidos externos-; los textos clásicos dejan abiertos interrogantes a este respecto.


  • «El sentido común es la potencia por la que se tiene la sensación de cualquier sensación externa, cosa muy distinta de la potencia por la que se tiene la «idea» de cualquier sensación. Dicho de otra manera: el sentido común no entiende, sino que siente las sensaciones externas». El objeto del conocimiento es conocido fragmentariamente por el sujeto en el conocimiento inmediato. Efectivamente el «contacto inmediato» con el objeto se realiza a través de los sentidos externos, pero estos sólo captan cada uno un aspecto de dicho objeto; el ojo no oye, ni el oído siente la dureza. La primera unificación de estas cualidades captadas se debe llevar a cabo (es lo que hace el sentido común) a través de una comparación entre ellas, que permite, a su vez, diferenciarlas... Pero esta comparación o diferenciación implica ya una referencia marcada a la unidad del sujeto que siente (debe haber algo que unifique), y por eso se dice que el sentido común «ilumina» el acto del sentido externo y lo hace «consciente» (de ahí el nombre que se le da al sentido común de conciencia sensible). El sentido común, pues, utiliza a los sentidos externos como «instrumentos» de los que se sirve para cumplir su función más eminente en orden al conocimiento del objeto.
  • Nosotros conocemos nuestras sensaciones. «No sólo sentimos el objeto, sino que sabemos que lo sentimos. Ahora bien, un sentido no puede reflexionar sobre sí mismo, porque es orgánico. El ojo ve los colores, pero no puede ver su visión de los colores. Así, pues, hay que admitir una función de conocimiento distinta que tiene por objeto los actos directos del conocimiento sensible, y esto lo hace el sentido común».
Pero el sentido común no sólo es activo por estas funciones, sino -y esto es muy importante- porque regula la «atención sensorial», mediante la cual el sujeto dirige el oído, la vista, etc., hacia el estímulo, para sentirlo mejor.


Es público y notorio la carencia del sentido común en una buena parte de la población venezolana que es opositora al proceso revolucionario. He tratado de buscar los motivos de esa carencia, he indagado en los trastornos de personalidad que sufren y he constatado que uno de los motivos son esos trastornos psicológicos, como la sociopatía, la disociación, el psicoticismo, el neuroticismo, el delirio, etc, además de la aversión a la palabra o lexema COMÚN, por asociación con la palabra COMUNISMO, cuyo lexema es común acompañada del morfema ismo.

Los majunches han asimilado, por alienación (enajenación, para Marx), de la burguesía capitalista y del catolicismo, la aversión a todo lo que tenga que ver con la palabra comunismo, teniendo un prejuicio negativo de dicha palabra, la cual ni siquiera saben que significa, aunque para ellos connota algo malo. Odian las palabras: comunismo, comunista, comuna, comunero, y por antonomasia, común; y por ende no interpretan sus significados.
De manera que, al buscar la causa de la falta de sentido común en este grupo de individuos, no hay otra explicación más convincente que esta. Por otra parte, es difícil hacerles entender esta situación porque no aceptan correcciones, ya que para ellos la única verdad que existe es la suya. Verdad que la tratan de imponer de cualquier forma, incluso aplicando la fuerza bruta, que a mi parecer la tienen a media, o sea, solo les falta la “fuerza”, porque la brutalidad la tienen de sobra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario